El 'IKEA barato' danés está creciendo en España por una simple razón: sigue la receta opuesta a IKEA

Javier Lacort
Javier Lacort
La cadena danesa JYSK ha alcanzado 172 tiendas en España y Portugal tras inaugurar 28 nuevas el año pasado, facturando ya 221 millones de euros. Su plan: llegar a las 300 tiendas en los próximos años.
Conocida como ‘la IKEA danesa’, su gran diferencia frente a los suecos es que IKEA abre grandes templos comerciales que suelen requerir viajes específicos al estar en ubicaciones muy concretas, mientras que JYSK multiplica los puntos de venta en ciudades medianas y capitales de provincia con tiendas más pequeñas.
Por qué es importante. JYSK se ha convertido en el gran competidor de IKEA en España sin intentar imitarlo. Su estrategia de capilaridad le permite cubrir zonas donde su rival no está presente, capturando compras impulsivas y renovaciones rápidas que no justifican un desplazamiento a las afueras de la ciudad.
El resultado: crece en facturación mientras expande red a ritmo acelerado.
El contraste. IKEA es una excursión planificada. JYSK es una compra casual.
Son modelos opuestos que persiguen al mismo cliente en momentos distintos.
Entre líneas. La clave está en el posicionamiento: JYSK vende “hygge” danés —confort nórdico— a precios competitivos, pero sin la complejidad logística de IKEA. Catálogo reducido, sin laberintos de exposición. El cliente entra, compra y se va.
La empresa suma 3.500 tiendas en todo el mundo y aspira a las 5.000. En la península ha invertido 12 millones de euros para crear 250 empleos directos. Su reciente desembarco en Calatayud (Aragón) es un buen reflejo de su estrategia: es su cuarta tienda en la comunidad, y sigue un patrón: ciudades estratégicas sin saturación comercial.
Sí, pero. JYSK aún está lejos de IKEA en facturación: los suecos ingresaron 1.986 millones en España el último año, casi nueve veces más. La diferencia radica en el ticket medio:
La pregunta es si JYSK puede mantener este ritmo sin canibalizar sus propias tiendas. La capilaridad tiene un límite: abrir demasiados puntos en zonas cercanas reduce la rentabilidad. De momento funciona porque España aún tiene huecos comerciales sin explotar.
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Imagen destacada | JYSK
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