La sensación de satisfacción al salir de Mercadona ya no está solo ligada a productos alimenticios virales. En muchas ocasiones, los éxitos del supermercado nada tienen que ver con la alimentación, sino con la devoción que provoca en aficionados a la perfumería y al *skincare* la marca Deliplus, su línea de cosmética.
Este fenómeno está vinculado al *microspending*, un término que describe pequeños gastos compulsivos, motivados por tendencias, la necesidad de recompensa inmediata o las redes sociales. Afecta mayoritariamente a la Generación Z. Por su bajo coste individual, parecen gastos insignificantes, pero al repetirse con frecuencia acaban suponiendo un desembolso considerable.
Una suscripción a Netflix, un videojuego en oferta en Steam o el nuevo labial viral de Mercadona son caprichos asequibles para muchos jóvenes que, al no disponer de capital para grandes inversiones, optan por gastos más inmediatos y efímeros. En este contexto económico restrictivo, la gratificación puede llegar mediante la sección de novedades de Deliplus.
Así, la cesta de la compra puede quedar casi desprovista de alimentos, pero llena de iluminadores, cremas o perfumes que son sensación. Son productos que recuerdan en textura, *packaging* o efecto a cosméticos de gama alta de marcas como Lancôme, Dior, Fenty Beauty o Kayali, pero a precios muy inferiores. Se trata de satisfacer el deseo por los *’dupes’*, versiones similares a la alta gama sin el precio elevado.
Recientemente, Deliplus lanzó un sérum de seis euros, el ‘Botox Like Sérum’, que promete ayudar con las arrugas y lograr un “efecto bótox”. Su combinación de innovación, tendencia y bajo precio ha creado un efecto llamada en redes sociales, especialmente al compararlo con su *dupe* de Shiseido, que ronda los 250 euros.
Varios especialistas en cosmética han destacado su eficacia en zonas problemáticas del rostro. El truco llega al entrar a comprar ese producto viral y terminar añadiendo otros de la línea Deliplus al carrito. Puede que se ahorren 30 euros en una barra de labios, pero se suman el iluminador, colorete y *bronzer* que combinan, a unos cinco euros cada uno. A eso se añade el *dupe* de un perfume Armani que es tendencia. Es la definición perfecta de *microspending*.
El mercado global de cosméticos sigue en auge, con creciente interés por el *skincare* y la prevención. En España y Portugal, el sector de perfumería y cosmética superó en 2024 los 8.100 millones de euros en ventas y se espera un crecimiento adicional del 5% para 2025. Las redes sociales y el comercio digital fomentan este hábito; el 66% de los clientes descubre marcas a través de recomendaciones de famosos e *influencers*, y 8 de cada 10 consumidores afirman comprar productos tras verlos en redes.
Fuera de España, el fenómeno de los *dupes* tiene grandes actores como E.L.F. Su CEO, Tarang Amin, relató en una entrevista con *The Washington Post* cómo, tras peticiones en un directo de TikTok, lanzaron rápidamente un producto similar a las gotas bronceadoras de Drunk Elephant por un tercio del precio.
China también participa con Sheglam, la marca asequible de belleza de Shein. No obstante, desde organismos como la Federación Francesa de Empresas de Belleza (FEBEA) advierten que algunos *dupes* se elaboran “violando normativas de higiene, control de calidad y etiquetado”. La Comisión Europea recibió en 2024 más de 4.100 alertas por productos peligrosos, siendo cerca del 40% por artículos de belleza.
A pesar de las advertencias, es difícil frenarse. No se trata solo de desear un producto de lujo exclusivo, sino de querer muchas cosas a la vez mientras se es bombardeado con descubrimientos. Como la situación económica no suele permitir acceder a las versiones originales, los productos similares parecen la solución ideal para saciar ese deseo. Sin embargo, los precios bajos pueden incitar a comprar toda una rutina de *skincare* o una miríada de maquillaje que quizás no se necesitaba.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**