Japón está sufriendo un récord de quiebras de locales de ramen. Y en parte es fruto de la "barrera de los 1.000 yenes"


El ramen es casi una religión gastronómica en Japón, pero con una limitación de precios. Aunque los cuencos de fideos con sopa, carne y verduras son emblemáticos de la cocina japonesa y atraen a turistas, en el país son vistos como un plato modesto, ideal para estudiantes y trabajadores en pausa. Existe un ‘muro de los 1.000 yenes’, que impone un límite psicológico en los precios.

Sin embargo, los dueños de restaurantes han enfrentado un aumento de costos que ha llevado a un récord de quiebras en 2024. A medida que los gastos aumentan y los ingresos se ven restringidos por esta barrera de precios, la situación se vuelve insostenible. Según Teikoku Databank, 72 locales de ramen quebraron el año pasado debido a deudas de al menos 10 millones de yenes (unos 61.300 euros), lo que representa un 30% más de quiebras en comparación con el año anterior.

A pesar de que Japón cuenta con más de 21.000 restaurantes de ramen, el aumento de quiebras ha sido alarmante y ya se había anticipado en medios locales e internacionales. En julio de 2024, se reportaron 49 quiebras, un número similar al de todo 2023. Muchos establecimientos restantes, aproximadamente un 30%, están en situaciones financieras delicadas.

Análisis de la crisis indican que el alza de costos es el principal problema. Un estudio citando a The Washington Post muestra que los precios de ingredientes, mano de obra y energía han subido un 10% en tres años, con un aumento del 5% en el costo por cliente de 2022 a 2023. Tetsuya Kaneko, dueño de un local en Tokio, señala que los precios han aumentado de manera significativa en los últimos años.

Enfrentando una “tormenta perfecta” de inflación, aumento de importaciones debido a la debilidad del yen y el impacto de la guerra de Ucrania, los restauradores están batallando para trasladar estos costos a los consumidores. Norihiro Yamaguchi, economista en Oxford Economics, menciona que, aunque los consumidores eran reticentes a subir precios, ahora deben aceptar un mayor costo de vida.

El “muro de los 1.000 yenes” es un límite habitual para un tazón básico. A medida que los costos suben, muchos dueños se ven en la necesidad de decidir si superar esta barrera o cerrar. Kaneko, por ejemplo, tuvo que aumentar el precio de su tazón a 1.000 yenes; otros, como Taisei Hikage, han visto cómo sus tarifas han cambiado drásticamente en la última década.

Pese a las críticas del sector y el aumento de quiebras, el ramen sigue siendo popular entre los turistas y una opción más asequible en comparación con otros tipos de restaurantes. En 2022, un estudio de Nikkei reveló que, aunque más locales estaban cobrando más de 1.000 yenes, el ramen seguía siendo una alternativa económica frente a restaurantes familiares y sushi.

A pesar del panorama, los analistas advierten que el sector del ramen no debe relajarse. Aunque los precios medios aún están por debajo de los 700 yenes, el traslado del aumento de costos a las tarifas es complicado, y se prevé que la tendencia de quiebras continúe en 2025, especialmente entre locales pequeños y medianos.

 

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