El conflicto entre India y Pakistán podría parecer una guerra cualquiera. El problema es que los dos tienen armas nucleares
Miguel Jorge
Las tensiones en la región del Subcontinente Indio han alcanzado niveles alarmantes tras la reciente ofensiva aérea sin precedentes llevada a cabo por las Fuerzas Armadas del Ejército Indio. Esta operación ha incluido ataques en diversas posiciones dentro de Pakistán y en la parte de Cachemira administrada por este país. Este escenario forma parte de una larga y compleja historia de tensiones que han caracterizado las relaciones entre ambas naciones. Sin embargo, un aspecto crucial que intensifica la hostilidad entre India y Pakistán es la cuestión nuclear, lo que representa un riesgo significativo para la estabilidad regional.
Contexto de una historia de desconfianza. La disputa por Cachemira, situada en el Himalaya, ha sido un punto de contención desde la partición de India en 1947. Este conflicto ha generado una constante fuente de tensiones, guerras e insurgencias. La raíz del conflicto se remonta a la decisión del maharajá hindú de anexar el territorio a India tras una incursión de milicias pakistaníes, lo que desató la primera guerra entre ambas naciones.
Desde entonces, se han producido enfrentamientos militares en 1947, 1965, 1971 y 1999, junto con acuerdos temporales como el alto el fuego de 1949 y la creación de la “línea de control” en 1972. A pesar de los numerosos esfuerzos de reconciliación, como la cumbre de paz de 1999, estos intentos han fracasado, resultando en nuevos conflictos armados.
Más muertes. La situación se agudizó en 1987 con el surgimiento de una insurgencia separatista en la parte india de Cachemira, respaldada por Pakistán, lo que desencadenó una década de intensa violencia. Durante las décadas de 2000 y 2010, Cachemira se convirtió en una de las regiones más militarizadas del mundo.
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