Título: Estados Unidos parece empeñada en romper sus monopolios. Y tiene una víctima obvia entre ceja y ceja: Google
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Javier Pastor
Javier Pastor
La reciente ofensiva judicial y regulatoria de Estados Unidos contra Google marca un nuevo punto de inflexión en la relación entre el país y sus grandes empresas tecnológicas. El Departamento de Justicia no se limita a buscar medidas simbólicas, sino que tiene como objetivo reconfigurar las reglas del juego, designando a Google como su principal blanco y un ejemplo para el resto del sector.
El círculo vicioso de Google. Según lo expuesto por David Dahlquist, abogado del DoJ, Google se beneficia de un “círculo vicioso”. La compañía destina miles de millones de dólares para convertirse en el buscador predeterminado en diversas plataformas, lo que incrementa el número de búsquedas que recibe. Este aumento le permite obtener más datos, optimizar sus resultados, generar mayores ingresos y, en última instancia, invertir aún más recursos para consolidar su posición dominante.
Amenazas para Google. Para el DoJ, esta situación representa un desafío significativo, y el juicio antimonopolio contra Google determinará si estos argumentos tendrán repercusiones para la empresa. Actualmente, el gobierno está demandando tres medidas clave que podrían impactar drásticamente en el negocio de Google.
Nada de acuerdos para colocar a Google por defecto. La primera solicitud del DoJ es la prohibición de que Google establezca acuerdos que la posicionen como opción predeterminada en dispositivos. Un ejemplo claro es el acuerdo que mantiene con Apple, que supuestamente le cuesta 20.000 millones de dólares al año para garantizar que todos los iPhone, iPad y Mac tengan su buscador como predeterminado en Safari. Este escenario podría convertir a Apple en una víctima colateral de este caso de monopolio.
Vender Chrome. También se considera la posibilidad de obligar a Google a deshacerse de su navegador, Chrome, y venderlo. Según Dahlquist, esta aplicación representa el 35% de las peticiones de búsqueda y cuenta con aproximadamente 4.000 millones de usuarios. Aunque Google argumenta que no es un negocio en sí mismo, su venta podría atraer el interés de otras compañías, como OpenAI, que ya ha mostrado interés, mientras que DuckDuckGo estima que el valor de Chrome podría rondar los 50.000 millones de dólares.
Licenciar datos. La tercera y más delicada petición obligaría a Google a licenciar todos sus datos de búsqueda, desde su índice de búsqueda hasta sus resultados. Esto permitiría a cualquier persona utilizar esos datos para “construir su propio buscador”, generando una bifurcación de Google. John Schmidtlein, abogado de Google, advirtió que esta medida permitiría que cualquier persona pudiera “cortar y pegar los resultados de búsqueda de Google y presentarlos como propios”. Además, señaló que esto podría comprometer la privacidad y seguridad de los usuarios.
Ceder el trabajo de años. Esto significaría que Google tendría que ceder, a través de la venta, esos datos, lo que podría considerarse injusto: la compañía ha pasado más de 25 años rastreando y organizando la información de la web. Ahora debería licenciar ese trabajo, lo que abriría la puerta a una competencia feroz con empresas que podrían aprovechar ese conocimiento filtrado al pagarlo.
Marco histórico. Aunque la Unión Europea ha sido la tradicional némesis de las grandes empresas tecnológicas norteamericanas, este nuevo enfoque del gobierno de Estados Unidos
Editado con FGJ CONTENT REWRITER