Europa acaba de inyectar 902 millones de euros en su gran obsesión: encontrar a la desesperada su propia SpaceX

Alejandro Alcolea
Alejandro Alcolea
En el ámbito tecnológico, se suele decir que Europa regula mucho e innova poco. Esa obsesión reguladora es algo que se suele criticar mucho a la Unión Europea, pero ha conseguido avances técnicos importantes en tecnología (un Airdrop universal y la estandarización del USB-C). Sin embargo, es cierto que, en ciertos campos, otros países nos han adelantado por la derecha. En materia espacial, es evidente: China está invirtiendo mucho y SpaceX lleva la voz cantante en cohetes reutilizables. Europa quiere ponerse las pilas y ha anunciado un megaproyecto.
Uno de más de 900 millones de euros para encontrar su propia SpaceX.
En corto. Noviembre de 2023 marcó el punto de inflexión para las ambiciones espaciales europeas. La ESA anunció el European Launcher Challenge, una iniciativa para fomentar la competencia entre los proveedores europeos de lanzamiento orbital, promover un ecosistema diverso para acceder al espacio, desarrollar soluciones rentables y, sobre todo, mejorar la autonomía europea en el transporte espacial.
Durante este tiempo, ha adjudicado contratos de hasta 169 millones de euros a cinco compañías que tendrán la tarea de desarrollar esos procesos, siendo la española PLD Space una de ellas. Era fundamental que los Estados europeos respondieran con financiación, y ya tenemos los resultados. Hace unos días, la ESA publicó el ‘Documento 100’ que pormenoriza cada una de las inversiones realizadas por los participantes. ¿Cuantía final? 902,16 millones de euros para financiar el programa espacial.
No necesario: vital. No sólo los países con empresas implicadas en el desarrollo han puesto dinero: hay otros que no tienen planes de producción, pero que han comprometido fondos al programa. Responde a los movimientos que están ocurriendo en el mundo desde hace casi cuatro años.
Si la ESA, y Europa, quieren ser relevantes en el espacio, deben ser autosuficientes, al igual que lo son Rusia, Estados Unidos y China. El problema es que no lo estaba siendo. Cuando Rusia invadió Ucrania, se cortó el acceso a los cohetes Soyuz. El Ariane 5 europeo se retiró en 2023 y Ariane 6 ha tenido una serie de percances importantes hasta su primer vuelo en verano de 2024.
Esto va más allá de mandar astronautas a la ISS: implica que, sin cohetes, no se pueden poner en órbita satélites críticos como los Galileo de navegación o el telescopio Euclid. Europa tuvo que plegarse, con muchas críticas, ante SpaceX y desde la propia dirección de la ESA firmaron el acuerdo con un “no tenemos otra opción”.
Show me the money. Con esos 902 millones de euros, Europa busca soberanía, algo que está haciendo en otras áreas (el rearme, por ejemplo), porque entiende que no puede confiar en acuerdos geopolíticos que, en un momento u otro, pueden romperse. Las mayores apuestas se han realizado desde los países que más intereses tienen puestos en el programa:
Y luego, como decimos, otros países como Noruega con 29 millones de euros directamente al European Launcher Challenge, pero cada país aporta otra cantidad a otros programas de la ESA. Las cantidades son astronómicas y van para el suelo patrio de cada una. En el caso de España, por ejemplo, 36,77 millones van a PLD Space para desarrollar el MIURA 5 y otros 132 millones para el sector de construcción de cohetes en Elche.
Las elegidas. Y las compañías que recibirán el grueso de la financiación para desarrollar sus programas, que posteriormente venderán a la ESA, son las siguientes:
Pies de plomo. Pese a la ambición del proyecto y las empresas implicadas, hay que ir con cierto escepticismo, precisamente, por lo que comentaba al comienzo del artículo: el afán regulatorio. Mientras el modelo estadounidense ha permitido dar rienda suelta a las ambiciones de SpaceX, con una enorme inversión y una NASA recurriendo a la compañía de Musk para poner sus astronautas en órbita, Europa ha mantenido un modelo de fuerte supervisión gubernamental.
Recientemente, algunas voces se preguntaban si Europa podría crear una industria de cohetes reutilizables, teniendo en cuenta que es algo que requiere condiciones de mercado específicas que no se han cultivado en el territorio. Precisamente es ahí donde quiere poner el parche la ESA con su European Launcher Challenge gracias a un cambio de políticas y de inversión.
Desde 2023, la inversión privada en tecnología espacial se ha disparado en Europa y desde las instituciones se apunta a un cambio de rumbo para “recuperar la soberanía en términos de acceso al espacio”. Sólo queda ver cómo las cinco empresas desarrollan sus sistemas, algo que ocurrirá antes de finales de 2027 con vistas a misiones de la ESA de cara a 2030.
Imágenes | Orbex, Isar Aerospace, ESA, MaiaSpace, RFA
En Xataka | “Elon Musk puede monopolizarlo todo”, advierte Arianespace, que lleva 40 años lanzando todos los satélites de Europa

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