Título: ITER ha encarado uno de los grandes desafíos de la fusión nuclear: evitar que el plasma a 150 millones de ºC destruya el reactor
Contenido:
Juan Carlos López
Juan Carlos López
El término “titánico” describe con precisión el reactor de fusión nuclear experimental ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), una estructura que un consorcio internacional liderado por Europa está construyendo en la localidad francesa de Cadarache. Este proyecto es titánico no solo por su tamaño, sino también por la magnitud de los retos que plantea, así como por su ambición.
En el interior de su descomunal cámara de vacío, que mide 29 x 29 metros, pesa 3.850 toneladas y tiene un volumen de 16.000 m³, un campo magnético extremadamente potente confina un gas que alcanza temperaturas de al menos 150 millones de grados Celsius. Esta temperatura es crucial, ya que permite que los núcleos de deuterio y tritio, que componen el plasma, adquieran la energía cinética necesaria para superar su repulsión eléctrica natural.
Este desafío es uno de los más significativos en el ámbito de la fusión nuclear, dado que, a diferencia de las estrellas, en la Tierra no contamos con un intenso campo gravitacional que mantenga el “horno nuclear” en funcionamiento. Menos presión implica que se requiere una mayor temperatura para recrear las condiciones que faciliten las reacciones de fusión entre los núcleos de deuterio y tritio.
Los componentes más expuestos, no solo a la temperatura extrema del plasma, sino también a los neutrones de alta energía que no pueden ser confinados dentro del campo magnético, son Editado con FGJ CONTENT REWRITER