Las apps de citas prometían ser el fin de las viejas agencias matrimoniales. El resultado ha sido bastante distinto
Carlos Prego
En los últimos años, el panorama de las relaciones románticas ha experimentado transformaciones significativas. A pesar del auge de plataformas como Tinder, Grindr, Meetic y Bumble, las tradicionales agencias matrimoniales continúan desempeñando un papel relevante en el mercado del romance en España. A pesar de la creciente popularidad de estas aplicaciones, la demanda de los servicios ofrecidos por estas agencias se mantiene robusta. Estas instituciones, que han actuado como intermediarias para solteros durante décadas, han sabido adaptarse a las nuevas dinámicas del mercado. Aunque su misión ha evolucionado más allá de simplemente emparejar parejas para el matrimonio, una búsqueda rápida en Google revela que numerosas agencias siguen operando, especialmente en las principales ciudades del país. Desde el sector, se sostiene que el panorama es alentador. “Estamos al alza”, afirman con optimismo, celebrando su crecimiento.
La pregunta crucial es: ¿cómo han logrado sobrevivir ante la competencia de las aplicaciones de citas?
No digas Tinder, di agencia. La experiencia de ligar en la actualidad es radicalmente diferente en comparación con las décadas de 1980 o principios de 2000. Aunque la esencia del coqueteo se mantiene, cada época introduce nuevas formas y códigos. La historia del ligoteo en España cuenta con hitos significativos, siendo el lanzamiento de Tinder uno de los más destacados, ya que revolucionó la manera en que las personas establecen conexiones.
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