Tenemos un serio problema con los ladrillos. Hacerlos de azúcar de caña y arena apunta a ser la solución

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El uso de energías renovables es clave para que empresas y países alcancen sus objetivos de descarbonización, y la reinvención del hormigón es igualmente prioritaria debido a la contaminación que genera su producción. Universidades, empresas y agencias como DARPA están investigando alternativas, entre las que destaca el ‘sugarcrete’, un ladrillo de caña de azúcar.

Sugarcrete emerge como una opción de bajo carbono, elaborado a partir de fibras de caña de azúcar, aglutinantes minerales y arena. Investigadores de la University of East London, junto con el Instituto de Investigación en Sostenibilidad y empresas azucareras, han desarrollado este material utilizando el subproducto bagassa, que proviene de la producción de azúcar y no requiere cultivar caña específicamente. Esto facilita su acceso, dado que la caña de azúcar es uno de los cultivos más grandes del mundo, y su huella de carbono es seis veces mejor que la de los ladrillos de arcilla tradicionales, ya que no se necesitan hornos de alta temperatura.

Las pruebas de laboratorio han mostrado que el sugarcrete es cinco veces más ligero que el hormigón, considerablemente más económico y tiene un tiempo de curado de solo una semana, en contraste con los 28 días del hormigón convencional. Su estructura interna entrelazada permite reducir el uso de acero en las losas hasta un 90%, ofreciendo mayor flexibilidad y resistencia ante desastres, como terremotos, además de poseer un buen aislamiento acústico y térmico.

Sugarcrete también representa una forma de aprovechar desechos de la industria azucarera. La compañía Ron Mondero, que produce bebidas alcohólicas a partir de caña de azúcar, está entre las que aportan fibras para esta investigación. Este enfoque no solo ofrece materiales de calidad a un costo menor en regiones productoras de caña, sino que también se traduce en menores emisiones de CO2 al eliminar gastos de transporte.

Este material se comparte como libre y de acceso abierto, fomentando colaboraciones para crear nuevos materiales de construcción a partir de residuos biológicos en áreas de cultivo de caña. El equipo responsable está realizando pruebas en diversas partes del mundo hasta 2027, evaluando la viabilidad de sugarcrete en la construcción, especialmente en países como India, donde los residuos azucareros podrían ser aprovechados.

Aunque sugarcrete busca reemplazar el ladrillo tradicional, la idea de incorporar azúcar en materiales de construcción no es nueva; se ha explorado el uso de subproductos de caña de azúcar junto con bacterias para crear hormigón regenerativo. Esto es relevante para la descarbonización, ya que el mantenimiento del hormigón puede costar miles de millones en los próximos años. Ahora solo restan las pruebas necesarias para validar estos biomateriales y la percepción de las empresas respecto a su seguridad y utilidad para la inversión.

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