Las islas Cook parecían otro destino idílico. En realidad, es el lugar preferido por los ultrarricos para ocultar su fortuna

Rubén Andrés
Rubén Andrés
En medio del Pacífico Sur, existe un pequeño paraíso que atrae tanto a amantes de la naturaleza como a quienes buscan poner a buen recaudo sus grandes fortunas. Las Islas Cook, con sus playas turquesas y paisajes de ensueño, se han convertido en el refugio elegido por muchos millonarios para resguardar su dinero de manera segura y anónima.
Más allá de ser un destino turístico privilegiado, este archipiélago adopta la segunda acepción más utilizada de paraíso: la de paraíso fiscal. Su sistema legal especial protege el patrimonio de aquellos millonarios que decidan disfrutar de sus playas de ensueño y de su opacidad legal con los patrimonios.
Este oasis natural, situado a unos 3.000 kilómetros de Nueva Zelanda, no solo alberga belleza y tranquilidad, sino también un sofisticado mecanismo para blindar activos que ha ganado fama mundial en los últimos años entre los millonarios de todo el mundo.
Aunque muchos piensan en paraísos fiscales como las Islas Caimán, las Islas Vírgenes británicas, las Islas Cook se distinguen por su capacidad para levantar estructuras financieras de fideicomisos desde los que los millonarios pueden gestionar bienes de todo tipo, desde propiedades hasta criptomonedas, con una fiscalidad muy laxa. No en vano, las Islas Cook eran una referencia recurrente en los grandes escándalos financieros que desvelaron los Papeles de Panamá, Pandora o los Paradise Papers.
Tal y como contaban en Fortune, desde la década de los 80, las Islas Cook establecieron un sistema de fiduciario único que ofrece un nivel de opacidad y protección difícil de encontrar en otros enclaves considerados como paraísos fiscales.
Por ejemplo, no se reconoce la autoridad de tribunales extranjeros para intervenir en estos fondos y, además, las identidades de los propietarios quedan protegidas por ley. Esta combinación convierte al país en un bastión para quienes desean mantener su patrimonio a salvo de demandas o embargos externos.
Aquí, los millonarios transfieren sus bienes a un fideicomiso administrado por un fiduciario (testaferro) local, mientras pueden seguir siendo beneficiarios o disponer del dinero y propiedades con total libertad. Esta separación entre la titularidad del patrimonio y quien lo disfruta genera una barrera legal que complica que terceros puedan reclamar esos bienes.
De ese modo, empresarios millonarios blindan sus fortunas ante situaciones de quiebra de sus empresas porque, legalmente, ellos no son titulares de los bienes que sí disfrutan. Del mismo modo, las fortunas no quedarían tan expuestas ante casos de divorcio. “Si todo tu dinero está en el bolsillo y alguien intenta quitártelo, quizá pueda. Pero si el dinero está en otro país y no bajo tu control, lo más probable es que no puedan tocártelo”, explicaba a Fortune Blake Harris, abogado especializado en protección patrimonial en las Islas Cook.
Además, se emplean sociedades pantalla para la gestión de ciertos activos con el fin de añadir un nivel más de opacidad a la titularidad de los bienes del fideicomiso. “Creamos una estructura prácticamente irrompible. Y es una práctica fundamental. Es necesario para protegerse”, aseguraba Harris.
Los Papeles de Panamá y otros escándalos fiscales dejaron al descubierto la ingeniería financiera que estaban empleando las grandes fortunas para reducir su factura fiscal. Entre los nombres que aparecieron en esas investigaciones también había algunos nombres españoles.
Cabe decir que constituir un fideicomiso en las Islas Cook es completamente legal para un residente español. El atolón polinesio fue excluido de las listas de paraísos fiscales de la UE y de España. Sin embargo, la legislación española se centra en quién controla y se beneficia realmente de los bienes, no solo quién figura como titular formal. No obstante, que sea legal en España no significa que funcione igual que para un millonario estadounidense.
España no incluye la figura del fideicomiso en su marco legal, aunque sí lo tiene en cuenta a nivel fiscal. En la práctica, esto significa que, aunque los bienes se transfieran a un fiduciario en otro país, la Agencia Tributaria considera que la persona residente en España conserva algún tipo de control o beneficio sobre ellos. Y si existe ese control, Hacienda entiende que ese patrimonio sigue ligado al contribuyente y, por tanto, debe declararlo como parte de su patrimonio.
Por eso, aunque la protección frente a litigios internacionales que ofrecen los fideicomisos de las Islas Cook es efectiva, en España no tienen la misma efectividad que en EEUU, por lo que no es un instrumento tan popular entre las grandes fortunas españolas como entre los millonarios de otros países.
Sin embargo, tal y como apuntan desde la asesoría fiscal Gesta, los fideicomisos se recomiendan más como herramientas de planificación sucesoria o protección frente a riesgos civiles, y tanto para eludir impuestos.
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Imagen | Cook islands, Unsplash (Nathan Dumlao)
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